miércoles, 12 de junio de 2013

PRIVATIZACIÓN DE LOS SERVICIOS DE SALUD

Tradicionalmente, en la mayoría de los países de la región los servicios médicos se han proveído a través de seguros sociales con financiación tripartita (trabajador, empresario y gobierno) para el sector formal, y para el resto (sector informal, indigentes y población rural) gratuitamente a través de los ministerios de salud pública. Debido a la insuficiencia de fondos asignados a la atención médica, así como a la ineficiencia del sector civil en el manejo de los mismos, muchos de los ciudadanos, incluso los beneficiarios de los seguros sociales, acababan comprando servicios y medicamentos en el sector privado. Se ha calculado que, ya antes de los actuales procesos de reforma y privatización, dada la pobreza de muchos, el 50% del gasto en salud se realizaba en el sector privado a través de automedicación y/o en consultas esporádicas generalmente de tipo ambulatorio.
El modelo de privatización avanzado por el BM tiene un claro sello neoliberal: reducir el gasto y las funciones del sector público y promover la competencia. En el sector salud favorece los seguros privados y las organizaciones de mantenimiento de la salud al estilo de los EE.UU, donde cada día están más desprestigiadas por corruptas, ineficientes y de calidad deficiente. También fomenta la recuperación de costos a través de copagos, y la reducción del gasto público limitando la oferta pública a paquetes básicos gratuitos para la población indigente (canastas básicas) que suelen incluir un menú muy limitado de intervenciones.
La implementación del modelo del BM ha encontrado obstáculos en muchos países de la región no solamente por las características señaladas del sector, sino también por factores políticos y sociales; por ejemplo, la oposición de empleados públicos, incluyendo trabajadores profesionales (médicos, enfermeras, etc.), de sindicatos y otros actores políticos; y la pobreza de un porcentaje elevado de la población.
Desafortunadamente, en más de un país los gobiernos han empezado a introducir algún tipo de privatización cuyo potencial de éxito es dudoso y, en el proceso, han fragmentado los sistemas de salud. El experimento puede ser muy costoso para los países, y negativo para la equidad, calidad, eficiencia y satisfacción de los usuarios. El estudio comparativo de la privatización de los servicios de salud de Chile y Costa Rica ilustra este punto.
Homedes, N., & Ugalde, A. (2002). Privatización de los servicios de salud: las experiencias de Chile y Costa Rica. Gaceta Sanitaria, 16(1), 54-62.

Obtenido de la dirección URL: 
http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0213-91112002000100008&script=sci_arttext


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